Es abundante en vitamina C y entre sus minerales, destaca el potasio y el hierro.
Contiene una pequeña cantidad de fibra y a pesar de tener gusto ácido, le ocurre como al limón: es alcalinizante.
Contiene licopeno, que es un pigmento vegetal que posee una intensa acción antioxidante. Según estudios, el tomate hervido o frito con un poco de aceite de oliva, resulta ser una mejor fuente de licopeno que el tomate crudo.
El tomate, es muy bueno para prevenir el cáncer de próstata gracias al licopeno, que protege las células de la próstata.
El tomate es un estimulante natural de las defensas.
Es muy útil como preventivo de la arterioesclerosis, para aquellos que padezcan trastornos de la circulación arterial, incluída la angina de pecho, y el infarto de miocardio.
Aparte de prevenir el cáncer de próstata, el consumo habitual de tomate, previene el cáncer de boca, de esófago, de estómago, de colon, y de recto.
Apunte:
El tomate y el ácido oxálico: Durante muchos años, se ha estado prohibiendo el tomate a las personas que padecían cálculos renales, por su ácido oxálico. Sin embargo, no hay razón para eliminar el tomate de la dieta de los enfermos renales, ya que su contenido en ácido oxálico es muy bajo.